E L E C T R A
(Sófocles)
Hace mucho tiempo, Hamlet era mujer…
Por Esperanza
Nadie puede negar que Shakespeare se ha inspirado en diversos mitos clásicos para sus dramas. El mito griego de Priamo (o Píramo) y Tisbe guarda una que otra semejanza con Romeo y Julieta, por ejemplo. Además, para todo aquel que conozca aunque sea mínimamente la mitología griega las referencias a esta cultura en las obras de Shakespeare son obvias: personajes, referencias a mitos, seres fantásticos. Pero esto no quiere decir que acusemos a Shakespeare de plagio, nada de eso. Simplemente es curioso ver cómo el mito de Hamlet guarda semejanza con el clásico de la Electra de Sófocles.
Anteriormente la tragedia de Electra había sido tratada por Esquilo, pero denominada La Orestiada, la última obra de este dramaturgo y que cuenta en tres dramas la desdicha de la raza de Atreo. El primero de esos dramas, Agamenón, tiene por argumento el asesinato del rey de Micenas por su esposa Clitemnestra (¿la reina Gertrudis, reina y madre de Hamlet?), con la complicidad de su seductor, Egisto, primo hermano de Agamenón. Mientras Agamenón regresa de la guerra de Troya, Egisto trata de ocupar su puesto.
La segunda pieza, Las Coéforas, representa la venganza de Orestes, hijo de Agamenón, quien asesina, diez años más tarde, a Egisto y a la propia Clitemnestra. A causa de su crimen es perseguido por las erinias, divinidades vengativas.
En Las Euménides, Oretes, protegido por Apolo, huye de Delfos a Atenas, en donde es juzgado por el Areópago que Atenas establece especialmente para la circunstancia. Después de su absolución, las erinias se convierten en las Euménides, divinidades protectoras del Ática.
¿Y qué tiene que ver Electra con todo esto y Hamlet?
Sófocles retoma el asunto de Las Coéforas de Esquilo; pero en la obra de Sófocles, Electra, hermana de Orestes, pasa a ser el personaje principal.
Electra, como Hamlet, habla casi en enigma y con un deje burlón, sumamente afectada por el asesinato de su padre Agamenón a manos de la complicidad de su madre, Clitemnestra, y su tío Egisto. Para tomar venganza invoca la ayuda de su hermano, Orestes. Juntos se vengan tanto de su madre como de su tío, en un final casi tan sanguinario como el de Hamlet.
¡Oh raza de Atreo! ¡Cuántos males has sufrido hasta que, por fin, con el acontecimiento de hoy recobras a duras penas la libertad!
Es así como termina el drama de Electra.
Resulta curioso que Sófocles se haya inspirado en Esquilo y éste, a su vez en Homero. ¿Sabría el antiguo narrador de La Ilíada y La Odisea que sus personajes cruzarían el límite de su historia hasta el grado de cambiar de época y cuerpo para contarla?
Sin duda los griegos eran un pueblo privilegiado. Todos entendemos la fascinación de Shakespeare. Y si él, siendo tan grande y genial, se empapa de las cualidades de la Grecia Antigua, ¿por qué nosotros no lo imitamos y leemos a los dramaturgos clásicos? Tal vez al igual que a Shakespeare se nos pegue un poco de la genialidad de esa cultura. Menos de la mitad de lo que le tocó es más que suficiente, ¿no creen?