TITERITERISMO
Por Esperanza
Obviamente el término proviene de la palabra “títere” y remite al uso que el titiritero hace de sus marionetas. En términos políticos corresponde a la práctica mediante la cual una nación poderosa, una potencia, impone un gobierno que favorece sus intereses, en un país extranjero con el cual mantiene una relación de dominación y dependencia.
De este modo, nosotros los gobernados no solamente acatamos las resoluciones que toman los altos mandos de nuestro país sino también aquellas que convienen a los titiriteros de nuestro gobierno.
Quienes inician esta práctica son los europeos, como forma de compensar las pérdidas ocasionadas por el proceso de descolonización ocurrido en África y Asia después de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Más tarde, en la época de la Guerra Fría (1945-1991), tanto la Unión Soviética (URSS) como los Estados Unidos –recordemos que en ese entonces eran las grandes potencias mundiales que ponían en jaque a los demás países amenazando con una guerra nuclear- buscan sostener la mayor cantidad de “gobiernos títere” en su zona de confluencia.
La URSS extiende su hegemonía en Europa Oriental basándose en los postulados marxistas sobre la llamada “dictadura del proletariado” para anular cualquier atisbo de democracia (real o simulada) e implantar la dominación absoluta del Partido Comunista. De esta manera, los gobiernos de Checoslovaquia, Rumania, Hungría, Yugoslavia responden directamente a las órdenes del Kremlin.
Estados Unidos, por su parte, se preocupó sobre todo por afianzarse en el continente americano, excepto en Cuba (donde la Unión Soviética saca muchos beneficios después de ayudar al recién liberado país con el hecho conocido como “Crisis de los misiles”).
Después del derrumbamiento de la URSS en 1991, el Titiretirismo se convierte en práctica casi exclusiva de los Estados Unidos. Su alcance va más allá de América Latina para llegar a Medio Oriente, por ejemplo a Kuwait y recientemente con su apoyo a la “independencia” de Kosovo, lo que es sólo una falsa ayuda de la que seguramente extraerá grandes beneficios.
El fraude electoral, la democracia ficticia y los golpes de Estado son los dos métodos más utilizados para lograr la instauración de otros gobiernos títere en el resto de Latinoamérica. Por ejemplo, se tiene registro de que la CIA colaboró en el Pinochetazo, el golpe que acabó con el gobierno socialista de Salvador Allende.
Del mismo modo, los mexicanos hemos sido testigos de dos fraudes electorales, el primero en 1989 cuando se “cayó el sistema” (mas bien se calló al sistema) cuando iba ganando un candidato de izquierda. Cuando el sistema se recuperó el conteo de los votos favoreció a un candidato que durante su sexenio sólo benefició a los grandes empresarios y le abrió el camino a Estados Unidos para infiltrarse en el país con el Tratado de Libre Comercio, otra excusa de los titiriteros para “ayudar” al país del cual quieren sacar beneficios.
El otro fraude electoral acaeció en 2006 y hasta la fecha el 72% de los mexicanos estamos inconformes con el Presidente impuesto, que cabe decir ya comenzó a privilegiar a aquellos que lo ayudaron durante el fraude: el primer paso que ha dado ha sido la privatización del petróleo para beneficiar a las refinerías trasnacionales, situación que hasta la fecha no se resuelve.
En un sentido algo menos radical, podríamos mencionar también a Venezuela, donde Hugo Chávez pretende hacer llegar sus imposiciones hasta Bolivia. Quizá Chávez no se ha dado cuenta aún de que sus acciones lo único que hacen es asemejarse sutilmente a las prácticas imperialistas que tanto censura.
Así, debe haber muchísimos ejemplos en los países no sólo de Latinoamérica, sino del mundo entero. Lamentablemente esta práctica no muestra atisbo de terminar, pues muchos ni siquiera saben que su país se encuentra sometido. Ahora que tú lo sabes, ¿qué vas a hacer?
El Titeriterismo es sinónimo de dependencia, intervencionismo, imperialismo y lo único que logra es el enriquecimiento de las grandes potencias, los titiriteros que quieren revivir las épocas de regímenes totalitarios acentuando el terrorismo de Estado y el endeudamiento a escala nacional.